Impulsor en los años cincuenta y sesenta de una verdadera industria cinematográfica en nuestro país, fue un productor a la americana, capaz de lanzar un potente "star system" nacional que exportó con  éxito a México, Brasil y Argentina.

Su propia biografía, como la de otros emigrantes que regresaron para convertirse en empresarios en su tierra, es una peripecia de prolongado metraje. Vigués nacido en 1903 e hijo de orensanos, como casi no podía ser de otra manera. De padres originarios de Nogueira de Ramuín, la localidad natal de otro gran personaje casi coetáneo, también de exitosa vida empresarial por una diferente vía pero en paralelo, Eduardo Barreiros.

En 1915, a la edad de doce años, Césareo González fue enviado a Cuba para acompañar a un familiar dedicado a la venta ambulante. Como un criado infantil y lazarillo. No existen muchos datos a partir de su juventud, solo retazos, entre ellos uno que se repite: terminó por convertirse en jugador de póker semiprofesional, frecuentador de los hoteles y casinos de aquella Habana poblada de gángsters que en invierno bajaban al calor del Caribe desde Estados Unidos.

En un año indeterminado se trasladó - quizás tuvo que huir - a México, donde un tío tenía una panadería y él se casó con su prima, dedicándose a los negocios familiares. Que luego vende y en 1931, dieciséis después de haber tomado el barco de la emigración, con 28 años y un considerable capital regresa a Vigo para abrir la sala de fiestas Savoy, en la calle del Príncipe. También consigue la distribución de vehículos Citroën y se afilia a Falange como miembro de primera hornada, todo un "camisa vieja".

Sus actividades en los años de la contienda civil las ignoramos, aunque no debió alejarse mucho de Vigo, puesto que en 1938 encargó al arquitecto Francisco Castro Represas el edificio racionalista de cuatro plantas que hoy lleva su nombre en la Plaza de Portugal.

Finalizada la guerra, en 1940 inicia su excepcional carrera cinematográfica como productor. Más listo que el hambre, se puede decir con mucha propiedad.

EL PODERÍO DE SUEVIA FILMS

Las películas de Cesáreo González siempre anteponían al título, como prólogo y mediante el rótulo "Suevia Films presenta", una imagen de la Ría de Vigo tomada desde A Guía sobre la que ondeaba, en blanco y negro o en sus colores, la bandera de la ciudad.

Entre 1941 y 1967 produjo más de ciento treinta películas, cinco por año, a las que hay que sumar coproducciones con países latinoamericanos, especialmente México, Brasil y Argentina, protagonizadas por las estrellas "hollywoodenses" que él inventó y lanzó:  Paquita Rico, Sara Montiel, Lola Flores, Carmen Sevilla. Acompañadas por actores como Vicente Parra, Fernando Rey o Paco Rabal. Y los astros mexicanos Jorge Negrete y María Félix.

Pero también fue el productor que hizo posible parte de la filmografía de Bardem ("Calle Mayor" y "Muerte de un ciclista") y de Berlanga ("Vivan los novios")

A partir de su primera película, "Polizón a bordo", que decidió financiar en 1940, cuando aun residía en Vigo dedicado a otros negocios, Cesáreo González supo levantar una potente industria cinematográfica en aquella España cutre, tan precaria en tantas cosas pero con muchas ganas de cine folclórico como forma de evasión. Todo un emporio basado en un sistema de "star system" a la manera americana. 

LAS BODAS DE PLATA DE LA PRODUCTORA SE CELEBRARON EN VIGO

En 1953, Cesáreo González inauguró el Gran Hotel - remodelación del Hotel Moderno, que había adquirido unos años antes - en el magnífico edificio modernista del arquitecto Pacewicz, en el arranque de Policarpo Sanz. Y lo hizo a lo grande, con la presencia de su elenco de estrellas, lo que se celebró como un gran acontecimiento en una ciudad de algo más de cien mil habitantes.

Aunque todavía de mayor impacto fue doce años después, en 1965, la celebración de los veinticinco años de Suevia Films, en el mismo Gran Hotel y de nuevo con el protagonismo de actrices y actores, con proyecciones de sus películas en todos los cines de la ciudad. Cuentan las crónicas que Paquita Rico se arrancó a bailar por muiñeiras; y que Lola Flores expresó que quería probar "pescaito", probablemente de alguna especie más sabrosa que  "El Pescaílla".

Una celebración y una fiesta a la que acudió y de la que disfrutó Manuel Fraga Iribarne, a la sazón ministro de Información y Turismo del Régimen y, como es bien sabido, buen aficionado por entonces a las señoras con tablas.

Cesáreo González, que tanto quiso a su ciudad, falleció en Madrid dos años después, en 1967, a la edad de sesenta y tres. Con él desapareció el imperio cinematográfico de Suevia Films, dando paso a otros productores que siguieron su estela.

En Vigo lleva su nombre una calle en Las Traviesas, la que bordea por el sur el complejo deportivo municipal, que pocos conocen a quién está dedicada.


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